A lo largo de la historia han existido
muchos hombres ilustres y buenos,¨
cuyo único propósito ha sido
liberar a la patria de yugos ajenos.
¡Cuántos niños los hay de ojos tristes
débiles piden día a día su comida,
¡se acercan los mendigos! ¡son despojos!
se escucha parlotear a los de arriba.
Es el caso del mísero indito,
que abandona su pueblo natal,
se convierte ahora en un mito
cuyas leyes nos dan libertad.
Es curiosa y cruel la fatal antagonía
de un pueblo zapoteca que aún existe,
debatiendose en Oaxaca en la agonía,
de ignorancia,miseria y de muerte.
Mientras otros grupos de opulencia
a su suerte abandonan al más pobre.
¿No es acaso motivo de conciencia
rescatar y educar como a aquél hombre?
Cada ser de la patria es valioso,
marca el destino final de este pueblo,
la constancia del indio valeroso,
es motivo de orgullo y claro ejemplo.
Josefina Velarde Trujillo