Callo y escucho la caída de las hojas
en el torrente tempestuoso de los sueños,
el temblor que sacude mis congojas
la extraña sensación de mis empeños.
Siento morir y deseo estar viva;
creo vivir y se que ya estoy muerta,
busco la verdad en la quimera,
que se esconde y anida casi yerta.
A ti mi Dios no puedo cuestionarte,
estoy aquí, dispuesta para amarte,
no me abandones oh! Dios, solo te pido
me perdones por mi injuria delirante.
Lucho cada día y es mi vida,
luchar y vencer a cada instante,
caer y levantarme en la caída:
mas fuerte, más capáz, menos cobarde.
Josefina Velarde Trujillo